Antes, durante y después de la pandemia

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Sabemos que las crisis (como las vividas durante el año 2020) representan cambios que nos parecen difíciles de afrontar.  La buena noticia es que algunos de estos cambios pueden llegar a ser muy positivos, como el surgimiento de nuevas oportunidades para aprovechar al máximo. Ya sea que estemos en cuarentena, o incluso luego de la pandemia, podemos tomar la oportunidad de fomentar el bienestar físico y mental de nuestras familias.  Para esto, te presento las siguientes alternativas:

1. Establece una rutina saludable.

¿Cuánto de la rutina que llevabas antes de lacuarentena pudiste mantener desde tu hogar? ¿Qué ajustes a tu rutina fueron necesarios? Una parte importante de ajustarnos a los cambios es tratar de seguir llevando nuestras rutinas, así que incorpora a tu realidad actual, parte de lo que te funcionaba antes. Recuerda dormir entre siete y nueve horas diarias, no te saltes las comidas, establece un tiempo definido para estudiar y/o trabajar, periodos de descanso y no olvides realizar actividad física. Intenta llevar a cabo estas actividades a la misma hora todos los días.  Reúnete con tu familia y definan juntos qué rutina funciona mejor en su hogar.

2. Promueve actividades familiares que les hagan sentir bien.

Aún permaneciendo más tiempo en el hogar, dedicarle a la familia tiempo de calidad puede llegar a ser un reto. Como parte de su rutina diaria, incorporen al menos 15 minutos para realizar alguna actividad agradable en familia y/o pareja.  No tiene que ser lo mismo todos los días, ni algo muy elaborado.  Pueden sentarse un rato a hablar, contar chistes o simplemente jugar. Asegúrate de que en ese momento toda tu atención está puesta en tu familia, ellos lo notarán y agradecerán.

 

 

3. Dedica un tiempo para ti, ¡es necesario y te lo mereces!

Aunque estar en casa con la familia es algo que muchas veces añoramos, en estos momentos puede ser más estresante de lo que pensábamos. Trabajar de manera remota, hacer las tareas académicas con nuestros niños y niñas, realizar las tareas domésticas, practicar rituales de higiene al regresar al hogar… Estas actividades toman tiempo, tal vez más del que nos tomaba antes de la pandemia.  Por esto, a veces  se nos olvida que es importante dedicarnos un tiempo a nosotros mismos.

Pensar en tu bienestar NO es sinónimo de egoísmo.  Recuerda: si tú estás bien, puedes ayudar a los demás a estar bien. Dedica al menos 15 minutos al día solo para ti, haciendo algo que te haga sentir satisfacción.  Piensa, ¿cómo puedes consentirte un poco cada día?

4. Practica el buen humor.

Cierra los ojos y piensa en la última vez que reíste a carcajadas. ¿Cómo te sentiste? ¿Puedes recordar la sensación en tu cuerpo? ¿Notaste una sonrisa en tu rostro al recordar ese momento agradable? Muchas veces pasar un buen momento no conlleva mucha elaboración, son pequeños detalles los que suelen darnos más satisfacción.  Mantente abierto o abierta a recibir las cosas buenas en tu vida y no olvides reír.

5. Regula tus emociones y ayuda a los más pequeños a regular las suyas.

Primero, identifica qué estás sintiendo y qué te hizo sentir así. Valida tus emociones, está bien sentirte de esa manera.  Luego pregúntate, ¿qué te ha funcionado antes para sentirte mejor? A muchas personas les funciona hablar con alguien, darse un baño de agua caliente, tomar agua fría, escuchar música, dibujar, caminar, etc. También, puedes intentar practicar ejercicios de respiración.  Elije una postura cómoda y relajada, decide si prefieres estar de pie, sentarte o recostarte.  Presta atención a tu respiración.

Mientras inhalas lenta y profundamente imagina cómo el aire entra a tu cuerpo y llena tus pulmones.  Luego exhala enfocándote en cómo sale el aire lentamente. Repite este ejercicio todos los días, tantas veces como necesites.  Esto te ayudará a estar en calma, oxigenar tu cerebro, relajar tu cuerpo y tomar mejores decisiones.  Para ver más ejemplos de cómo puedes ayudar a los niños y niñas a identificar y manejar sus emociones, visita este enlace: Fundación Santa María de los Ángeles.

6. Enfócate en el presente.

Al bañarte, tomar tu taza de café o hasta al caminar, presta atención plena a un estímulo a la vez en el momento presente. Controlando tu respiración, enfócate en las sensaciones en ese momento y decide por cuál de tus sentidos vas a comenzar: vista, olfato, audición, gusto o tacto. Dedica algunos segundos a cada sentido, tú decides cuando cambiar al siguiente. Cuando tu cerebro está enfocado en lo que estás haciendo, le cuesta más enfocarse en aquello que le preocupa.  Si llegan otros pensamientos a tu mente, está bien, vuelve a enfocar tu atención a tus sentidos, los pensamientos pronto se irán. Practícalo cada día y foméntalo en tu familia.  ¡Notarás la diferencia!

7. Mantén una actitud positiva.

¿Sabías que las personas optimistas perciben mayor bienestar físico y mental? Comienza a enfocarte en los aspectos positivos. Si bien reconocemos que vivimos momentos difíciles, es fundamental reconocer también lo bueno que ocurre en tu vida y lo bueno que está por venir.  Los niños y niñas aprenden por los modelos que tienen.  Sé su modelo y enséñales optimismo.

8. Fortalece tu sistema de apoyo.

En momentos donde el distanciamiento físico es esencial para detener el contagio del COVID-19, no tiene por qué haber distanciamiento social. Involúcrate con otras personas usando distintos medios y déjales saber cuan importantes son para ti. Conversa con aquellos con quienes vives, llama por teléfono a tu familia y amistades, realiza actividades grupales de manera virtual y si practicas alguna religión, comunícate con tu congregación y líderes espirituales. Sentirnos apoyados es clave para enfrentar momentos difíciles. Recomendación: apoya a otros y déjate apoyar.

9. Recuerda que esto es temporal.

Puedes sentir que ha pasado una eternidad desde que comenzó la pandemia.  Notarás que no eres solo tú al comunicarte con otros. La realidad es que todo pasa.  Enfócate un poco más en lo que es importante para ti en este momento y un poco menos en lo que podría (o no) pasar después.

10. Busca ayuda.

Las experiencias estresantes pueden impactar nuestra salud mental. Si observas alguno de los siguientes síntomas en ti o en otros, hay personas dispuestas a ayudar: cambios en la conducta, tristeza, irritabilidad, miedo, ansiedad, desesperanza, falta de energía, pérdida de interés, cambios en el apetito, dificultad para dormir, pesadillas recurrentes y pensamientos de muerte, entre otros.  Recuerda que no estás solo.  En sus esfuerzos por facilitar la accesibilidad a servicios psicológicos desde el hogar, la Asociación de Psicología de Puerto Rico publicó un directorio de profesionales que ofrecen terapia psicológica de manera remota. Visita el siguiente enlace para ver la lista de profesionales y números de teléfonos: Directorio de Proveedores/as de Telepsicología (Oficial de la APPR)

Recuerda que todos los días tenemos una oportunidad para hacer la diferencia. Adopta esta oportunidad: ¡Promueve tu bienestar y el de los tuyos!

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